1. Escucho lo que necesitas
Visito tu baño, te asesoro y juntos definimos lo que se puede hacer. Siempre con ideas realistas y funcionales.
Reformar una vivienda, especialmente cuando se trata de un piso de segunda mano, puede generar muchas dudas: ¿en quién confiar?, ¿cómo evitar retrasos y sobrecostes?, ¿quedará como lo imagino?
Entiendo esas inquietudes porque trabajo cada día con personas que están en esa misma situación.
Por eso, más allá de hacer una buena obra, me enfoco en acompañarte con claridad, compromiso y una comunicación directa. Tú hablarás conmigo, no con intermediarios. Y eso hace toda la diferencia.
1. Escucho lo que necesitas
Visito tu baño, te asesoro y juntos definimos lo que se puede hacer. Siempre con ideas realistas y funcionales.
2. Presupuesto claro
Sin letra pequeña ni sorpresas. Todo lo que incluye la reforma queda bien detallado desde el principio.
3. Planificación de la obra
Definimos fechas, materiales y pasos a seguir.
4. Ejecución de la obra
Trabajo con orden y responsabilidad. Sin subcontratas, sin rodeos y manteniéndote informado en todo momento.
5. Entrega final y revisión contigo
Repasamos juntos todo el trabajo hasta asegurarnos de que el resultado es el que esperabas.
Desde el primer contacto hasta el final de la obra, hablas siempre conmigo. Sin comerciales ni subcontratas.
Al centralizar el trabajo, los tiempos se respetan y las decisiones se toman rápido y con sentido común.
No delego en terceros: soy quien ejecuta y se responsabiliza de cada detalle. Eso se nota en el resultado final.
Sé lo importante que es tener claridad desde el principio.
Por eso ofrezco presupuestos ajustados a la realidad del proyecto, sin costes ocultos y con opciones adaptadas a tus necesidades.
Una reforma no debería alargarse indefinidamente.
Me comprometo con los plazos pactados para que puedas disfrutar de tu vivienda renovada sin demoras ni imprevistos.